
MEDICINAL


“La flor del saúco, madre, ya la tengo recogida del sereno de San Juan que sirve de medicina”. (Cabal, C. 1925, 202), canción popular asturiana de principios del siglo XX que recoge la práctica de una tradición.
Hablan de cualidades mágicas del saúco, no sabemos si son ciertas o no, lo que sí sabemos es de su alto contenido en vitamina C y fósforo.
En la composición del saúco podemos encontrar, entre otros, aceites esenciales, taninos, flavonoides, carotenos, y vitamina C y B.
El saúco es muy bueno para tratar los problemas respiratorios: favorece la sudoración, facilita la expulsión de la mucosidad, contribuye a reducir la inflamación de las vías respiratorias, a bajar la fiebre y, especialmente, a calmar la tos. Es decir, si tienes tos o catarro el sabugueiro te ayudará sin duda.
También posee propiedades depurativas y diuréticas que ayuda al organismo a eliminar toxinas.
Es calmante, útil en el tratamiento de trastornos nerviosos ligeros, tales como insomnios, migrañas, dolores de cabeza e inflamaciones dolorosas.
Y a mayores dicen, que los celtas creían que el saúco era morada de diversas divinidades por las que arrancarlo o cortarlo podía desencadenar toda clase de descalabros.
Aprovechado desde la antigüedad en la medicina, formando parte de los remedios caseros hasta el uso en la medicina actual. Su uso no se limita a la medicina, su madera fue empleada para la elaboración de juguetes, instrumentos, el uso alimentario y también en las pócimas mágicas.
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